Para Juana Difour Ramírez su terruño es lo más grande que puede existir: “es donde nací, me crié e interactué con personas humanitarias y alegres con las cuales aprendí, que la perseverancia, la paciencia y la fé en el futuro, hace que lleguemos a lo que hemos soñado", asegura con su suave voz.
Así describe a su natal pueblo esta mujer, quien a los 77 años de edad, continúa laborando como funcionaria del Consejo de la Administración Provincial para atender la Planificación, y a quien la Sociedad Cultural José Martí le confirió la distinción La Utilidad de la Virtud, en 2006, por su destacado desempeño en la labor preventiva y social.
El aval de esta destacada mujer la ubica desde hace 25 años en la Comisión Provincial de Prevención y Atención Social, donde contribuyó al trabajo coordinado del grupo de especialistas de Educación, Salud Pública y otros sectores para la atención de casos críticos en familias disfuncionales para revertir problemas y darle tratamiento al núcleo principal de la sociedad.
“Este trabajo me enseñó a entender más a mis semejantes, por tanto nunca miré el reloj, ni me inquieté para regresar a casa; prioricé siempre la atención a todo aquel que lo requería. De esa forma calé en el corazón de múltiples personas necesitadas de orientación, y muchas comprendieron la importancia de llevar una vida y actitud responsables en la sociedad”.
Hecha en las organizaciones revolucionarias
Con un activo y diligente protagonismo social que le ha ganado ser reconocida por muchos sencillamente como Juanita la del Gobierno, la primera impresión al conversar con ella revela su trato afable y sencillo, pero quienes la conocen mejor saben que es madre y abuela, a cuya descendencia inculca el amor por la Revolución.
A los 14 años ingresó en la Federación de Mujeres Cubanas (FMC)y ocupó cargos en la organización de base, también a nivel provincial y entre 1990 y 1995 integró el Comité Nacional de la entidad creada por Fidel y Vilma hace 55 años, de la que fue delegada al segundo y sexto Congresos.
“Como miembro de los secretariados de la FMC a diferentes instancias, trabajé constantemente con las muchachas más jóvenes, a quienes procuré siempre demostrar con hechos la importancia de la organización y lo vital de involucrarse en el proceso institucional que la vigoriza y le garantiza continuidad.
Difour también su fundadora de los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) en la provincia, y por su activo desempeño invitada al VI Congreso de la mayor organización de masas del país.
“El trabajo en los CDR fue intenso, desarrollábamos múltiples tareas de apoyo al proceso revolucionario encabezado por el Comandante en Jefe Fidel Castro, también creador de esta fuerza popular en momentos cruciales del enfrentamiento a la contrarrevolución, el bandidismo, la cual nació como dice su lema Con la Guardia en Alto, como aún debemos mantenernos en el enfrentamiento al delito, las indisciplinas sociales e ilegalidades”.
Esta laboriosa mujer también aportó su grano de arena a las filas del Partido Comunista de Cuba. Fue delegada a su primer congreso y miembro del Comité Municipal de la organización regente de la sociedad.
“Nunca descuidé a las organizaciones en que me inicié como revolucionaria, apoyaba cualquier actividad que desarrollaran, y aún hoy los CDR y la FMC saben que pueden contar con Juana”.
El reconocimiento de su pueblo
Licenciada en Español-Literatura, y en Ciencias Sociales, entre los múltiples reconocimientos y condecoraciones recibidos por Juana, premio a utilidad de su existencia, figuran la Orden Ana Betancourt, las Medallas de la Producción y Defensa, 23 de Agosto, 50 aniversario de la Alfabetización y Rafael María de Mendive.
Igualmente guarda con celo las medallas Enrique Hart Dávalos, 28 de Septiembre; 20 y 30 años de Vigilancia Revolucionaria, Servicio Distinguido de las FAR, 18 Congreso de la CTC, y por la Educación Cubana, mientras en un estrado particular de la casa exhibe La Fama, símbolo de la ciudad del Guaso recientemente otorgado por la Asamblea municipal del Poder Popular.
“Nunca trabajé por distinciones ni reconocimientos. Como es lógico esos estímulos llenan de satisfacción e impulsan a las nuevas tareas con el compromiso de hacer las cosas cada día mejor”.
“Tras Guantánamo está el trabajo de vidas enteras en una obra inacabada, pues la ciudad constantemente cambia; todo lo que hay en ella forma parte de su historia, las calles, los parques, las casas, y lo más importante, el empeño de hombres y mujeres que dedicaron la existencia al desarrollo y bienestar de la ciudad”.