atencion sobrevivientes El doctor Armando González Rivera, jefe de la sala de Terapia Intensiva, ofrece instrucciones sobre la atención a Mailén. Foto: Endrys Correa Vaillant

En estos días estaba buscando El Otro (¿Sobre qué muerto estoy yo vivo?), de Retamar, y me encontré Los Nombres: Otra vez son los nombres los que irrumpen.

Son las 11:40 de la mañana del miércoles y hace algunos minutos que terminó la conferencia de prensa que, habitualmente, a las 11, ofrece Carlos Alberto Martínez Blanco, el director del hospital Calixto García, para actualizar el parte médico de Mailén y Emiley, sobrevivientes a la tragedia del Boeing 737-200.

En la sala previa a la oficina del director, tres mujeres comentan los hechos. Una de ellas, trigueña, espejuelos, dice que Yandro, una de las víctimas, era dueño de un bar en Centro Habana, que era vecino suyo y que, al parecer, tenía premoniciones, porque antes de abordar envió un mensaje: Si me pasa algo, que mi hermano se haga cargo del negocio. Dice que era un buen hombre, que debe estar con Dios. La secretaria del director les comenta que Yandro falleció instantáneamente. Luego, voy a corroborar que uno de los cuatro que llegó al Calixto García, la tarde del 18 de mayo, fuera Yandro, pero el doctor Armando González  no está seguro de ello.

Armando González Rivera, 65 años, bata, pantalón gris, zapatos de piel, es especialista en Medicina Interna, Medicina Intensiva y Emergencia, es jefe de la Unidad Polivalente de Cuidados Intensivos del Calixto desde 1989, y está frente al equipo que está a cargo de Mailén y Emiley. Lo esperamos por más de media hora porque estaba en medio de una maniobra. Luego, lo acompañamos.

atencion sobrevivientes2El doctor Armando González Rivera. Foto: Endrys Correa Vaillant

La Unidad de Cuidados Intensivos está en el cuarto piso de uno de los edificios del Calixto. Fue puesta allí hace un par de semanas. Antes, estaba en un salón más pequeño. Así que, en este instante, la Unidad ocupa la mitad del piso y la otra mitad está en reparaciones. De las 22 camas que estarán disponibles cuando esté lista (20 generales y dos aisladas), hay 11. Ocupadas las 11. Dos de ellas, por Mailén y Emiley.

El día del accidente hubo que organizar, crear condiciones, trasladar y reubicar pacientes, liberar camas: nadie sabía la cantidad de heridos que podían llegar...

Después del ascensor, junto a la puerta, hay una percha con batas de nailon. Nos las ponemos. Un pasillo largo por el que pasan enfermeros, médicos, seños que hacen rodar carretillas. Detrás de los cristales, los pacientes, en camas, con sus tubos y sus máquinas. Algunos, los que están despiertos, comen. Cada cubículo tiene tres camas y cada cama tiene su enfermero. El de Emiley, como su estado es crítico, está aislado: hay una puerta que lleva a un local con un lavamanos que da a otra puerta donde está su cama. Pero Emiley no está. Le están haciendo una traqueostomía. Dicho procedimiento, dice Armando, es necesario entre el quinto y el séptimo día de que el paciente esté conectado al equipo de ventilación mecánica. En el caso de ella, las quemaduras lo complican más.

Emiley, 39 años, llegó a Terapia Intensiva cerca de la medianoche, el mismo viernes. Antes, al igual que Mailén y Gretell, había sido atendida por el servicio de Urgencias. Tenía fracturas y luxaciones tanto en las caderas como en sus miembros. Lo más preocupante, sin embargo, eran (son) sus quemaduras: la cara, el cuello, las extremidades.

Para tratarlas, se realizan diariamente curas con antibióticos, antisépticos, o con sustancias para disolver la piel no recuperable. Luego (con Emiley, aún no se ha llegado a este punto), se debe remover la piel quemada, para evitar la infección, e injertar fragmentos de piel sana, tanto piel suya, como sustitutos. En ella, hubo que hacer una escarotomía en la muñeca izquierda, para liberar la presión que ejercía la inflamación y permitir que circulara la sangre. También, como la piel calcinada limita el tratamiento de las fracturas, hubo que hacer fijaciones transitorias en las extremidades inferiores, hasta que la piel sane lo suficiente para realizar fijaciones definitivas.

Dice el doctor González Rivera que su estado es grave y que, sin embargo, tienen esperanzas, porque lo más peligroso que puede suceder es que el paciente tenga un estado de shock prolongado, y lesiones cerebrales graves.

Gretell, 23 años, llegó a Terapia al mediodía del sábado, después de que le fuera detectado un hematoma cerebral y, este, le fuera removido mediante una cirugía urgente. La operación fue ejecutada en la Unidad de Cuidados Emergentes del Cuerpo de Guardia. En la tomografía, sin embargo, se detectó una contusión hemorrágica debajo del sitio donde estaba el hematoma. Y Gretell fue llevada al salón de Neurocirugía, en el tercer piso del edificio donde está Cuidados Intensivos. Tenía quemaduras en un 16 % de su cuerpo. Falleció en la tarde del lunes, como consecuencia de las severas lesiones traumáticas.

El sábado, mientras la operaban, Mailén, 19 años, también estaba siendo intervenida. La habían llevado a Neurocirugía para fijarle una fractura­–luxación en la columna. Llegó a Terapia el sábado en la noche. Su cama es la primera del cubículo, exactamente al final del pasillo. Está inmóvil, conectada a las máquinas, tapada con una colcha hasta el cuello y, en el cuello, un collarín cervical, amarillo, para aplacar las lesiones. El martes traté de conversar con sus familiares, pero estaban demasiado afectados. Desistí. Sin embargo, supe que reciben tres partes diarios: 7.30 a.m., 12:30 p.m. y 8:00 p.m., que reciben apoyo sicológico, y que, después del parte del mediodía, uno de ellos pasa a la visita, interactúa de forma directa con el paciente. Si este está inconsciente, la visita no excede los diez minutos. Si está consciente, el tiempo es mayor.

Armando González nos explica que Mailén tiene edema (inflamación) en el cuello, debido a una fractura. También tiene fracturadas la quinta, la sexta y la séptima vértebra cervical, la primera y la cuarta vértebra torácica, la primera costilla izquierda y múltiples fracturas en las extremidades inferiores.

Sin embargo, no tiene quemaduras. Se piensa que, al partirse el avión, salió impulsada, y cayó en algún sitio donde no fue alcanzada por las llamas. En estos momentos, le están disminuyendo la respiración mecánica, y están evaluando posibles alteraciones en la médula espinal. Por suerte, tanto en ella como en Emiley, las tomografías cerebrales son normales.

Ahora, a las dos de la tarde del miércoles, cuelgo la bata de nailon en la percha. Endrys también. Llegamos al periódico. Googleo ¿Sobre qué muerto estoy yo vivo? Y otra vez son los nombres los que irrumpen.

Fuente: Periódico Granma

Comentarios   

0 #1 Anabel Romero Pelegrin 27-05-2018 15:53
Muy doloroso para toda Cuba este accidente, muchas vidas perdidas, pero hay que continuar por los que quedan vivos, por esos hijos que quedaron sin padres,en fin por los seres queridos.Por otra parte gracias a los médicos que están dando lo mejor de si para salvar las vidas que están pendiente de un hilo.A los familiares de todas las victimas, FUERZA QUE ELLOS ESTÁN EL EN CIELO.
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