activist eeuunEl bloqueo económico, financiero y comercial impuesto a Cuba no es más que una política inmoral de EE.UU., asegura la activista de ese país Ann Wright.

De visita en Nicaragua como parte de una delegación de la organización Veteranos por la Paz (VFP por sus siglas en inglés), Wright afirmó que el bloqueo es una política que no debería existir por todas las violaciones a leyes y derechos internacionales.

«Es una política que no debería existir porque contraviene el derecho de los cubanos al desarrollo pleno y los principios de la democracia y respeto a la soberanía de los pueblos» dijo la coronel retirada del ejército de los Estados Unidos y distinguida con el Premio al Valor del Departamento de Estado.

El bloqueo como expresión de la política exterior de su país interesa mucho a Wright, quien lo cataloga de terrible, «las sanciones son terribles y están mal, solo son una muestra del largo historial intervencionista de Estados Unidos», sostuvo.

Una vez fuera de la institución castrense Wright pasó a laborar en el Departamento de Estado, al que sirvió como diplomática en países de América Latina, África, Asia y Oceanía, de ahí su conocimiento sobre cómo funciona la política exterior estadounidense.

Mi país, advierte no perdona a quienes se oponen a sus dictados, y los presiona con sanciones, «algo disparatado y que desconoce las reglas elementales del derecho internacional», afirmó.

Pero Wright señala que ese no es el único error de la política de su país hacia Cuba, y apunta al tema de la Base Naval de Guantánamo como un asunto a resolver porque viola la soberanía de la isla caribeña, subrayó.

«Además del bloqueo como política fallida, está el tema de la ocupación ilegal de la Base de Guantánamo, un territorio que debe ser devuelto a la soberanía cubana, debió ser devuelto hace mucho y no ser convertido en centro de detención y torturas», aseveró la activista.

Wright dejó de trabajar para el gobierno federal justo un día antes de la invasión estadounidense a Irak, en 2003; y en su carta de renuncia, publicada en la web, expuso su desacuerdo con el conflicto por no estar avalado por la Organización de Naciones Unidas.

Alegó además la falta de esfuerzos de su país para ayudar a resolver el diferendo palestino-israelí, la ausencia de políticas para dialogar con Corea del Norte, y la reducción de las libertades civiles dentro de los Estados Unidos.

Cuba no es lugar desconocido para la activista de 72 años, la isla en varias ocasiones ha sido destino de sus innumerables viajes alrededor del globo para explicar que los conflictos bélicos no son formas de solucionar las diferencias.

«He visitado Cuba en varias ocasiones y a partir de lo ví y conocí albergué esperanzas de una normalización en las relaciones entre ambos países a partir de las decisiones tomadas por el presidente (Barack) Obama», dijo con respecto al restablecimiento de las relaciones diplomáticas entre Washington y La Habana en 2014, y otras medidas disminuyeron las tensiones tras casi seis décadas de bloqueo.

Pero luego, recordó, la «estúpida administración Trump» lo echó todo atrás, «y eso ha sido una muy mala decisión, horrible», acotó.

«Nosotros como organización (VTF) no reconocemos esas sanciones porque consideramos que también violan nuestros derechos como ciudadanos estadounidenses, seguiremos viajando a Cuba a pesar de ellas», dijo.

Quizás, apuntó, eso ayude a demostrarle al mundo que el bloqueo como política no es consecuencia de la manera en que piensa parte importante del pueblo estadounidense.

Veteranos por la Paz es una organización internacional formada por exmilitares, miembros de familias militares y aliados dedicados a construir una cultura de paz, exponiendo los verdaderos costos de la guerra.

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