combatientes angolaLos combatientes internacionalistas celebraron el reencuentro en La Casa del Campesino, del Parque de diversiones Elpidio Valdés, en esta ciudad.

“Ni para hacer el amor me quito la chapilla”, confiesa David, 35 años después, mientras muestra el colgante en su cuello, con el rectángulo metálico en que aparece grabado su número de soldado. Norberto Ángel, que entonces también tenía apenas 18 años, enseña la suya y repite de memoria la cifra de identificación de cada uno.

Marino sigue de pocas palabras, sonriente, el recordatorio de anécdotas del arrojo vivido por todos aquellos días, como cuando era jefe de ese pelotón de tanquistas en

 

Lubango, provincia de Huila, República Popular de Angola. Dargis aporta datos, a la vez que se maravilla de la memoria de sus compañeros.

 

Isidro, quien ya estaba en aquella tierra cuando llegaron los demás y siguió después, durante 32 meses y 22 días, disfruta de nuevo ser el conductor llamado “Pata de hierro”, por los caminos polvorientos al sur de ese país africano. Todos eran jóvenes reclutas del Servicio Militar de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Cuba, hermanados con los Fapla, en la defensa de la todavía fresca independencia nacional, agredida por los racistas sudafricanos y la contra local.

 

No todos los veteranos tanquistas acudieron físicamente al reencuentro, coordinado por Norberto, en el restaurante La Casa del Campesino, en el Parque de diversiones Elpidio Valdés, de esta ciudad: Juan por apremios personales, Saturnino vive fuera de la ciudad, Pastor ya no está, otros no regresaron de la guerra… Los presentes los evocan emocionados.

 

Ellos pasan de la “media rueda” de vida. Está presente una madre, esposas, hijos, otros familiares, hasta nietos… La iniciativa de reencontrarse tras el regreso de 1984 en Cuba, sostenida con persistencia por Norberto, con el aliento de la Asociación de Combatientes de la Revolución Cubana (ACRC) en la provincia, nació en un cumpleaños colectivo en las trincheras angolanas, y 35 años después la realizan al fin. Algunos vuelven a verse por primera vez desde entonces.

combatientes angola22. David y Norberto, como trofeos de guerra, conservan la chapilla por cuyos números se identificaban como combatientes internacionalistas cubanos.

Se desempeñan ahora indistintamente como cuentapropistas, obreros industriales, administrativos, especialistas principales de entidades estatales… En su mayoría pertenecieron al “llamado 18 y medio”. No enseñan sus medallas, pero sí hablan desde la preparación para la partida, el viaje en avión, la vida cotidiana en la unidad, acciones combativas, caravanas, enfrentamientos, bromas, riesgos…, hasta el retorno a la Patria.

 

En torno a la mesa del convite hablan, brindan, observan descoloridas fotografías de entonces, muestran algún certificado militar, aquellas postales por el Día de las Madres, cartas familiares, felicitaciones de la jefatura de la unidad por la conducta de sus hijos en la misión, en ocasión de cumpleaños, ríen, añoran, se emocionan, admiten que para las generaciones actuales y futuras, incluidos sus propios descendientes carnales, sus testimonios de sacrificio personal y familiar deben ser más que historias pasadas de personas hoy mayores.

 

Uno, que acude invitado a la cita de estos jóvenes compañeros de la guerra de Angola, concuerda con ellos, satisfechos por el intercambio, en que deben no sólo repetirlo en otras ocasiones, como un cumpleaños colectivo con sus familiares, sino que puede ser un buen ejemplo a seguir estimulado por la ACRC.

Comentarios   

0 #1 David 29-01-2018 19:52
Yo soy uno de los protagonistas de ese encuentro y quiero agradecer a los periodistas que acudieron a darle cobertura y a nuestro semanario por su publicación, para que sirva como incentivo a otros grupos de combatientes internacionalistas o Asociaciones de Base para lograr reunir a aquellos que estuvieron codo a codo en una trinchera en Angola y que ahora están en Cuba y no se han vuelto a ver.
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