Armando Bismark Mojena Fernández, tiene 7 años, y hasta hace unas semanas solo era conocido por “Armandito” como le llaman sus compañeritos de la escuela primaria en la que cursa segundo grado, y sus amigos donde vive, en Limones de Maisí, una nueva comunidad de Petrocasas, nacida tras el paso del huracán Matthew, gracias a la solidaridad entre Cuba y la hermana República Bolivariana de Venezuela.
Pero hace unas semanas, por azar de la vida, su desinhibición y gracia natural se convirtió en “el amigo del Presidente”. Armandito protagonizó un hecho que circuló por los medios de prensa, y que aún sin él saberlo, marcará su vida, y podrá contarlo con orgullo en el mañana.
El Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros Miguel Díaz Canel, de visita en la provincia de Guantánamo, recorría el extremo más oriental de la Isla y llegaba al asentamiento de Limones. Allí, tras saludar e intercambiar con los vecinos, preguntó ¿quién lo llevaba a una de las nuevas viviendas?
Con la rapidez que un futbolista se adelanta para patear un gol, el niño se colocó delante de todos y le expresó “vamos para mi casa Presidente”.
Tras sonreír Díaz Canel lo tomó de la mano y fueron hacia la vivienda donde estaba la madre del niño Madelaine Fernández, quien expresa que aún no sale del asombro “al ver a esa comitiva y sobre todo al Presidente de un país visitar mi humilde hogar y ser tan amable en su conversación”.
¿Y qué te dijo el Presidente Armandito?
“Que estudiara, y que me portara bien y ayudara a mi mamá –dice mientras sonríe-. Eso es lo que haré, a mí se me olvidó enseñarle a mi hermanita que está enferma en el cuarto, pero de seguro algún día lo haré, cuando el Presidente vuelva a Maisí y lo lleve otra vez a mi casa”.
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