La Fama guantanameraLa Fama guantanamera, que corona la cúpula del Palacio de Calcines, en el centro de la ciudad.

Nacida a orillas del Guaso, en las proximidades de El Saltadero, embarcadero del entonces navegable curso fluvial homónimo, Guantánamo está de onomástico, por los 145 años de la Villa, título otorgado por la Corona Española el primero de diciembre de 1870.

De sus principales corrientes superficiales le vino el nombre: Guatanavó, “río de la tierra” en voz aruaca, término que derivó hasta el actual Guantánamo, al que antecedieron otros bautismos como Santa Catalina del Saltadero, del Guaso… y de Ricci, cuya raíz nominativa rinde honor a la Patrona de todos los lugareños.

Santa Catalina de Ricci, cuyo verdadero nombre es Alejandrina Lucrecia y vivió desde el 23 de abril de 1522 al 2 de febrero de 1589, fue una monja florentina (Italia), a quien Dios otorgó luces especiales para aconsejar sobre asuntos delicados al Sumo Pontífice, Cardenales, Príncipes y personas humildes.

Su imagen entró a la región, desde Barcelona, España, por la bahía de Cerro Guayabo (único embarcadero a la sazón) el 25 de octubre de 1856, y a la comarca, tras cruzar el río Guaso, por El Saltadero, donde fue recibida con salvas de artillería y acompañada por los pobladores hasta la iglesia parroquial.

Las referencias anteriores, suscritas por el monseñor Wilfredo Pino Estévez, obispo de la Diócesis Guantánamo-Baracoa, en artículo para el primer número de la revista Entre Ríos (2015), apunta que la Santa fue beatificada por el Papa Clemente XII en 1732 y canonizada por Benedicto XIV en 1746.

Pero la génesis de la comarca, sin fecha establecida ni conclusión historiográfica, se estima décadas atrás, hacia 1819, de acuerdo con el periódico El Observador de la Isla, que el 25 de octubre de 1820 publica un acuerdo de la Diputación de Santiago de Cuba que reconoce excelentes condiciones a Guantánamo para su desarrollo y la existencia allí de más de 170 vecinos.

Así apunta el historiador Israel Alonso Tomas en el artículo “Guantánamo, la génesis y sus enigmas”, (Entre Ríos), donde amparado en fuentes documentales comenta que un año antes (1819), el coronel de ingenieros Juan Pío de la Cruz, adelantaba aquellas opiniones, por la cual el investigador sugiere (Venceremos se suma) celebrar en 2019 el bicentenario de la ciudad, nacida mucho antes de su bautismo titular. ¿Y Usted qué cree?

Si bien el título de Villa llegó definitivamente a manos de los lugareños en 1870, el Escudo esperó cuatro años más, en plena Guerra de los Diez Años, cuando el mando militar y político de la Isla lo aprobó por solicitud de los habitantes, quienes hicieron el diseño, prescindiendo de corona, castillo, iglesia, perro… elementos identificativos de la despótica metrópoli.

El blasón guantanamero, singular hasta la contemporaneidad, subraya la espléndida geografía de esta provincia, las producciones de entonces (café, tabaco y miel), los ríos y la bahía, aunque añora la palma real, prohibida por los peninsulares al considerarla simbólica de los mambises insurrectos que los azotaban en la campaña de 1868.

Para entonces, Guantánamo contaba con más de mil 700 habitantes, almacenes de víveres y ropa, fonda, panadería, herrerías, zapaterías y otros comercios; 221 casas, cárcel, ferrocarril (1856) y creciente intercambio con el puerto de Caimanera, desarrollo en que si bien tienen acento particular los catalanes, hay influencia multinacional:

Españoles, franceses, africanos, árabes, chinos, criollos…, como muestra el mural del Parque de la Identidad (Luz Caballero esquina a Aguilera) impulsaron el desarrollo socioeconómico de esta ciudad, a la que puso su sello distintivo el criollo (hijo de español y cubana) José de Jesús Lecticio Salcines Morlote (1889-1974), arquitecto, ingeniero civil y eléctrico.

De su ingenio nacieron, entre otras, la Plaza del Mercado, la secundaria básica Pedro Agustín Pérez, la Casa Parroquial (Curato), el Sectorial de Educación, la logia Esperanza, múltiples viviendas del centro histórico de la ciudad, y los palacios de Creagh (desafortunadamente en ruinoso abandono en San Ildefonso), y el de Salcines, su morada, construido de 1916 a 1919, el edificio más representativo del eclecticismo local y uno los de mayor altura, cuya cúpula corona la icónica Fama.

A Zulma Ojeda Suárez, arquitecta, Máster en Estudios Socioculturales, directora del Grupo para el Desarrollo Integral de la Ciudad (GDIC), se debe el nacimiento de La Fama como símbolo que identifica a los guantanameros.

Fue en 1992 cuando ella, Novia de la Ciudad, y su valioso Grupo lanzaron la convocatoria popular para elegir el ícono, determinado, entre cinco propuestas, por el voto poblacional y asumido como Símbolo de la Ciudad en 1993 por acuerdo de la Asamblea Municipal del Poder Popular en Guantánamo, que cada primero de diciembre, por el aniversario de la urbe, lo entrega en sesión solemne a sus hijos más destacados.

La relación de “afamados” incluye personalidades como el Líder histórico de la Revolución, Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz; el General de Ejército Raúl Castro Ruz, presidente de los Consejos de Estado y de Ministros, y los Cinco Héroes, por solo mencionar algunos del centenar de relevantes guantanameros y cubanos que por sus sobresalientes aportes han contribuido de forma sostenida al avance y desarrollo de la ciudad.

4 Fama Fuente de ValladolidLa fuente de la Fama en Campo Grande de Valladolid, España.

En esas ocasiones, también se ha conferido el Sello Conmemorativo de la Ciudad a los hijos más destacados de la comarca y, por vez primera, se instituyó en el 2015 el reconocimiento Orgullo Guantanamero, que premia a personas o instituciones por el aporte al desarrollo político, económico, social, histórico y cultural del municipio, el cual puede otorgarse post mortem y a quienes ya recibieron La Fama.

Esa estatuilla, escultura neoclásica, La Fama, guantanamera, fue esculpida en ferrocemento por el artista italiano Américo Chini, quien para ello se dice que tomó por modelo la existente en la fuente de La Fama en Segovia, España.

La diosa, mensajera de Zeus, que también tiene desde 1883 su alegoría en el Parque del Campo Grande, de Valladolid, península Ibérica, se encargaba de extender los rumores y los hechos de los hombres, sin importarle la veracidad, negatividad o justeza. Por eso era mal recibida en las tranquilidades del cielo, y habitaba entre las nubes, desde donde provocaba desórdenes y malentendidos entre los mortales.

Empero, era querida por gran parte de la población, por divulgar los hechos de los héroes y abrir al conocimiento las grandes gestas y las desgracias de los pueblos, fomentando la comunicación.

La guantanamera, por su parte, con la clásica túnica griega y su largo y silente cornetín, se confabula con capiteles, cornisas y columnas sui géneris para atraer al visitante, guantanamero o foráneo, y anunciarle las grandes realizaciones de su pueblo en Revolución.

Comentarios   

0 #1 juan antonio 23-12-2015 21:33
saludos, como es posible obtener una foto del compañero Fidel recibiendo la Fama de la provincia de Guantánamo
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