ariel soler

La existencia humana  es más rica que la imaginación y como alguna que otra anécdota o recuerdo pudo servir de fuente para los guiones de la clásica comedia La muerte de un burócrata o la taquillera Guantanamera… la historia que continúa pudiera inspirar y enriquecer la cinematografía cubana.

El filme retrataría la cotidianeidad de los servicios notariales y de bufetes y sería otra comedia excelente, al margen de que tras la risa inocente del espectador, latieran horas, días, semanas, meses… de desesperanza e impotencia para quienes concurren a la ventanilla de un Registro Civil para solicitar documentos a su vez exigidos por abogados para procesos legales de diversos tipos.

Un día cualquiera de 2013, una casi octageneria abuela decidió pasarle a su nieta los derechos de “su” auto Moscovich, adquirido como reconocimiento a una vida dedicada al magisterio, desde la Campaña de Alfabetización hasta el ejercicio en recónditos parajes bautizados hoy como Plan Turquino, y en los últimos lustros como directora del politécnico de Economía Asdrúbal López Vázquez, de la ciudad de Guantánamo.

Tras solicitar a la Policía Nacional Revolucionariael Certificado de Inscripción del vehículo para iniciar los trámites legales de traspaso a la nieta…  como por arte de magia, una palabra, una condición, detectada por la Notaria en el sencillo documento destapa una Caja de Pandora, llena de obstáculos para un proceso de nunca acabar: CASADA.

Al adquirir el vehículo el 17 de julio de 1981 estaba casada, matrimonio disuelto el 13 de marzo del siguiente año y tres años después el otrora cónyuge fallecía (15/9/1986). Para entonces, la abuelita de marras, se había vuelto a casar (28/9/1984) y mantenido una larga convivencia (29 años) hasta el 8 de octubre de 2013 cuando enviudó.

Pero como todo tiene solución a la luz de la legalidad, la notaria indicó la declaratoria de herederos, aunque luego en opinión a destiempo de otra colega fue un hecho innecesario, porque solo una resolución emitida posteriormente por el Ministerio de Transporte obligaba a ese procedimiento para la cesión del vehículo. Pero bien…

Comenzaron los dolores de cabeza ante las “vitrinas” del Registro Civil de Guantánamo, donde jóvenes empleadas conversan de todo, todo el tiempo y atienden y desatienden de las maneras más inimaginables a la población concurrente. Basta sentarse unas horas en el salón y observar, solo observar…

No hagamos larga la historia: transcurrieron 13 meses de visitas, visitas y más visitas, de saltos desde del bufete a la notaria, de la notaria al bufete para completar documentos (certificaciones de matrimonio, divorcio, nacimiento, defunción…) que no aparecían, que había que enmendar y cuya solución dependía de los especialistas registrales y del interés humano, bastante ausente por esos lares y por esos tiempos.

Obstáculos, objetivos, subjetivos e inventados por decenas: fallas de informatización, falta de comunicación entre entidades homólogas de Santiago de Cuba y Guantánamo, cerrado por razones lógicas e ilógicas, y sobre todo morosidad extrema en las gestiones de las entidades responsabilizadas con ese actuar, virus que infecta todos los niveles ante reclamaciones de usuarios obligados al solo camino registral para poder traspasar el umbral del bufete y pagar un abogado, tampoco libre de esos pecados…

Un difunto perdido como fantasma, para cuya localización los interesados tuvieron que hurgar en los archivos de defunción del Hospital Doctor Agostinho Neto, determinar hora, día, causa de muerte… para luego ser obligado en la ventanilla registral a llamar desde el celular y saber el nombre de la funeraria de Santiago de Cuba, para seguir el rastro de una inhumación “porque si no puedo hacer nada” -frenaba impasible la empleada pública.

Excelente tema para la comedia fílmica de humor negro: el Registro Civil de Guantánamo, con todos los datos de la defunción en mano, es incapaz de localizar un difunto enterrado en Santa Efigenia, que solo apareció, y muy rápidamente, cuando los interesados contactaron con las autoridades del camposanto. Excelencia en el servicio… de los funerarios.

Cuando todo parecía haber tocado a su fin, nuevos horizontes se abrían y nuevas gestiones se imponían, incluso, tras la revisión de todos los documentos por la Dirección del Bufete Colectivo No. 1, de Guantánamo, y haber indicado formalizar, pago mediante, la contratación del abogado para iniciar la imprescindible Declaratoria de Herederos.

Entonces otro hallazgo paralizó el proceso y alargó por meses, hasta ahora, la agonía de la abuelita: el martirizante difunto-divorciado, aparece como soltero y la subsanación del error no acaba de aparecer…  volvemos, más de 13 meses después (noviembre de 2014) al principio de la historia, sin que siquiera las reclamadas máximas autoridades locales de abogados y notarios resuelvan el engorroso proceso, para que alguna vez la jubilada pedagoga sea, “de verdad”, dueña del Moscovich.

El guion está en oferta, basta visitar a Myrna Costafreda Magdariaga, en la Casa de Abuelos de Carlos Manuel y Aguilera, o en su domicilio de Jesús del Sol No. 509 A entre Máximo Gómez y Luz Caballero, ambas en la ciudad de Guantánamo.

La existencia humana  es más rica que la imaginación y como alguna que otra anécdota o recuerdo pudo servir de fuente para los guiones de la clásica comedia La muerte de un burócrata o la taquillera Guantanamera… la historia que continúa pudiera inspirar y enriquecer la cinematografía cubana.

El filme retrataría la cotidianeidad de los servicios notariales y de bufetes y sería otra comedia excelente, al margen de que tras la risa inocente del espectador, latieran horas, días, semanas, meses… de desesperanza e impotencia para quienes concurren a la ventanilla de un Registro Civil para solicitar documentos a su vez exigidos por abogados para procesos legales de diversos tipos.

Un día cualquiera de 2013, una casi octageneria abuela decidió pasarle a su nieta los derechos de “su” auto Moscovich, adquirido como reconocimiento a una vida dedicada al magisterio, desde la Campaña de Alfabetización hasta el ejercicio en recónditos parajes bautizados hoy como Plan Turquino, y en los últimos lustros como directora del politécnico de Economía Asdrúbal López Vázquez, de la ciudad de Guantánamo.

Tras solicitar a la Policía Nacional Revolucionariael Certificado de Inscripción del vehículo para iniciar los trámites legales de traspaso a la nieta…  como por arte de magia, una palabra, una condición, detectada por la Notaria en el sencillo documento destapa una Caja de Pandora, llena de obstáculos para un proceso de nunca acabar: CASADA.

Al adquirir el vehículo el 17 de julio de 1981 estaba casada, matrimonio disuelto el 13 de marzo del siguiente año y tres años después el otrora cónyuge fallecía (15/9/1986). Para entonces, la abuelita de marras, se había vuelto a casar (28/9/1984) y mantenido una larga convivencia (29 años) hasta el 8 de octubre de 2013 cuando enviudó.

Pero como todo tiene solución a la luz de la legalidad, la notaria indicó la declaratoria de herederos, aunque luego en opinión a destiempo de otra colega fue un hecho innecesario, porque solo una resolución emitida posteriormente por el Ministerio de Transporte obligaba a ese procedimiento para la cesión del vehículo. Pero bien…

Comenzaron los dolores de cabeza ante las “vitrinas” del Registro Civil de Guantánamo, donde jóvenes empleadas conversan de todo, todo el tiempo y atienden y desatienden de las maneras más inimaginables a la población concurrente. Basta sentarse unas horas en el salón y observar, solo observar…

No hagamos larga la historia: transcurrieron 13 meses de visitas, visitas y más visitas, de saltos desde del bufete a la notaria, de la notaria al bufete para completar documentos (certificaciones de matrimonio, divorcio, nacimiento, defunción…) que no aparecían, que había que enmendar y cuya solución dependía de los especialistas registrales y del interés humano, bastante ausente por esos lares y por esos tiempos.

Obstáculos, objetivos, subjetivos e inventados por decenas: fallas de informatización, falta de comunicación entre entidades homólogas de Santiago de Cuba y Guantánamo, cerrado por razones lógicas e ilógicas, y sobre todo morosidad extrema en las gestiones de las entidades responsabilizadas con ese actuar, virus que infecta todos los niveles ante reclamaciones de usuarios obligados al solo camino registral para poder traspasar el umbral del bufete y pagar un abogado, tampoco libre de esos pecados…

Un difunto perdido como fantasma, para cuya localización los interesados tuvieron que hurgar en los archivos de defunción del Hospital Doctor Agostinho Neto, determinar hora, día, causa de muerte… para luego ser obligado en la ventanilla registral a llamar desde el celular y saber el nombre de la funeraria de Santiago de Cuba, para seguir el rastro de una inhumación “porque si no puedo hacer nada” -frenaba impasible la empleada pública.

Excelente tema para la comedia fílmica de humor negro: el Registro Civil de Guantánamo, con todos los datos de la defunción en mano, es incapaz de localizar un difunto enterrado en Santa Efigenia, que solo apareció, y muy rápidamente, cuando los interesados contactaron con las autoridades del camposanto. Excelencia en el servicio… de los funerarios.

Cuando todo parecía haber tocado a su fin, nuevos horizontes se abrían y nuevas gestiones se imponían, incluso, tras la revisión de todos los documentos por la Dirección del Bufete Colectivo No. 1, de Guantánamo, y haber indicado formalizar, pago mediante, la contratación del abogado para iniciar la imprescindible Declaratoria de Herederos.

Entonces otro hallazgo paralizó el proceso y alargó por meses, hasta ahora, la agonía de la abuelita: el martirizante difunto-divorciado, aparece como soltero y la subsanación del error no acaba de aparecer…  volvemos, más de 13 meses después (noviembre de 2014) al principio de la historia, sin que siquiera las reclamadas máximas autoridades locales de abogados y notarios resuelvan el engorroso proceso, para que alguna vez la jubilada pedagoga sea, “de verdad”, dueña del Moscovich.

El guion está en oferta, basta visitar a Myrna Costafreda Magdariaga, en la Casa de Abuelos de Carlos Manuel y Aguilera, o en su domicilio de Jesús del Sol No. 509 A entre Máximo Gómez y Luz Caballero, ambas en la ciudad de Guantánamo.

 

 

Comentarios   

0 #1 Gungún 04-02-2016 13:16
Desgraciadamente la burocracia aún hace mella en nuestros problemas cotidianos, ademas de la pobre capacidad del servicio humano...la solución sería a mi opnión informatizar todos los procesos a nivel nacional y estos se puedan hacer desde un mismo lugar.
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0 #2 Guillermo Sánchez Rassé 22-02-2016 21:05
Felicidades por el nuevo diseño del periódico Venceremos, está muy lindo y cómodo para los usuarios que la visitan diariamente. Ahora si vamos hacia adelante, con uno de los medios de difusión masivo más importante de comunicación que tiene y disfruta el pueblo.
Esperamos como siempre sus columnas sean tan profundas, críticas y oportunas, amenas y llenas de noticias relevantes del patio como lo han realizado hasta el momento.
Aunque, le recomiendo deben seguir en la dirección de la nueva revista "Entre el Mar y la Montaña", que se editó por el Gobernó municipal dirigida por el Presidente de la Asamblea Henry Rodríguez Terrero, de la cual disfrutamos la presentación de más de 30 titulares llena de cultura e historia del patio, que tanto siguen los guantanameros, pues hacen que nuestra aldea, representada por Regino E. Boti, viva de emoción y orgullo al conocer importantes familias y hechos históricos que estremecen nuestros corazones.
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0 #3 Oscar garciacereijo 10-04-2016 14:52
Ariel,saludos.un abrazo.
No te reconoci,por fin tu hija ya tiene el moskobich.
Oscar garciacereijo.
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