Apenas tiene un año de nacida y ya necesitó respiración artificial. Su vida corrió peligro: una bronconeumonía amenazó arrebatarle el aliento. Gladis Vanesa Vega Ramírez, es la pequeña paciente yaterana que abre este capítulo de la sala de Terapia Intensiva del centenario Hospital Pedro Agustín Pérez, hoy pediátrico de esta provincia.
Marbelis Rojas Ramírez, la abuela, rememora los amargos momentos cuando pensó que perdería a su princesa, pero la ciencia y el trabajo médico en equipo, las atenciones de intensivistas y enfermeras, obraron la maravilla: la infante está cada vez mejor.
Las infecciones respiratorias agudas constituyen la principal patología que en cuidados intensivos se tratan, seguidas de las infecciones severas, enfermedades diarreicas agudas y otras causas como pacientes quirúrgicos o con traumatismos.
Como Gladis Vanesa, son muchos los niños que requieren la atención especializada de los nueve médicos y 36 enfermeras de la sala de Terapia Intensiva, donde salvar la vida de los infantes es la razón de ser.
Inicios y evolución del servicio
Si bien el ahora Hospital Pediátrico Pedro Agustín Pérez está pronto a cumplir 100 años de fundado (el próximo noviembre), no fue sino hasta los inicios de la década del 70 cuando se creó la sala de terapia intensiva en la institución.
Miguelina Brooks Revé, jefa de servicio de enfermería y fundadora de la sala, rememora que aproximadamente hasta el año 86, la terapia intensiva contaba solo con dos enfermeras, después aumentó a cuatro y empezaron a licenciarse y especializarse en Pediatría.
Relata la también máster en urgencias y emergencias, que en aquel entonces la mortalidad era alta, principalmente en períodos de epidemias, el personal de salud escaso y muchas veces los pacientes llegaban al centro demasiado tarde.
Hoy la historia es diferente: la sala, donde anualmente atienden unos 400 pacientes, cuenta con siete camas, y modernos equipos como siete respiradores artificiales de última generación y el nuevo monitor de parámetros vitales, todos los cuales facilitan el trabajo de los médicos y permiten mejor atención.
El doctor Ramón Gómez Terrero, jefe del servicio de terapia, explica que con el paso del tiempo las condiciones y la calidad asistencial han mejorado y posibilitado mayor índice de supervivencia cada año.
La atención pre-hospitalaria y hospitalaria son factores que Gómez Terrero señala como vitales para que el paciente llegue en mejores condiciones a la terapia y propicie resultados superiores.
Reclamos asistenciales
Aunque la terapia intensiva del hospital pediátrico Pedro Agustín Pérez posee tecnología avanzada también hay problemas que necesitan atención, casi con la misma urgencia que los pacientes.
Dificultades hidrosanitarias provocan constantes tupiciones e imposibilitan el uso de los lavamanos; existen aires acondicionados rotos, filtraciones, puertas en mal estado, déficit de material sanitario; así como inconvenientes constructivos que generan mal aprovechamiento de los espacios, cuestiones que aunque no afectan de forma directa la atención a los pacientes, sí dificultan el trabajo de los especialistas y atentan contra la calidad del servicio.
A pesar de los inconvenientes, la profesionalidad y la esmerada atención por parte del equipo médico se impone; para los galenos, técnicos y enfermeras no hay descanso.
Hoy Gladis Vanesa está sana y salva en su casa de la serranía, mientras la abuelita y la familia, agradecen infinitamente al equipo médico que garantizó su sonrisa infantil.