Lo he visto muchas veces salir escurridizo de una sala del Hospital Agostinho Neto hacia las escaleras a fumarse un cigarro. Y no le dan el alta, porque la medicina no logra estabilizar su presión arterial; mientras, a espaldas de los médicos, la “buena” familia batalla para que fume, al menos un cigarro diario para que esté más tranquilo y mejore.
¡Qué inconsciencia! ¿Acaso no saben que la hipertensión arterial alta (HTA) y el tabaquismo son dos enfermedades crónicas, y que los componentes del tabaco provocan alteraciones fisiopatológicas y vasculares, aceleran el proceso de arteriosclerosis…, y la propia elevación tensional?, todas ellas desencadenan las enfermedades coronaria y cerebrovascular.
La HTA es una patología crónica caracterizada por un aumento continuo de las cifras de la presión sanguínea (sistólica sostenida por encima de 139 mm/Hg o una presión diastólica sostenida mayor de 89 mm/Hg) por arriba de los límites sobre los cuales aumenta el riesgo cardiovascular y las complicaciones de enfermedad coronaria, accidentes vasculares cerebrales e insuficiencia renal, entre otras.
Se considera normal la tensión arterial cuando es menor a 120/80 mm/Hg la mayoría de las veces; si los valores son de 120/80 o más, pero no alcanzan los 140/90, se denomina prehipertensión.
Existen otras muchas causas de la HTA: la obesidad, el estrés, el alcohol, la diabetes, los padecimientos renales, los antecedentes familiares, así como por la cantidad de agua y sal en el cuerpo de cada organismo, los niveles hormonales...
Cada año durante la jornada por el Día Mundial contra la Hipertensión Arterial, que concluyó el 17 de mayo, se desarrollan una serie de actividades educativas, cuyo fin es que la población mundial tome consciencia sobre la importancia de mantener un estilo de vida saludable y de ese modo una presión arterial saludable.
Entre las acciones educativas por la efeméride están la importancia de perder peso con la práctica de ejercicios físicos sistemáticos, lograr hábitos alimenticios adecuados como reducir la sal en las comidas y evitar comer en exceso; restringir el alcohol, la cafeína, disminuir el estrés…, y no fumar, sobre todo, evitar el humo de tabaco ajeno.
Lo cierto es que el citado paciente hipertenso y fumador empedernido necesita ayuda del personal médico y de su familia. Estrategias de soporte psicológico existen en la provincia y con excelentes resultados: él puede, todos podemos, por ello, lo importante es empezar.
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